Fibromialgia y Cannabinoides
La Fibromialgia, es una afección crónica de causa desconocida, que se caracteriza entre otros síntomas, por la presencia de dolor crónico músculo esquelético generalizado, con bajo umbral para el dolor, como suele ocurrir en los pacientes que sufren dolor crónico, aparece sensación de dolor por encima de lo esperable según el estímulo, y alodinia, dolor producido por estímulos habitualmente no dolorosos.
En las personas con este padecimiento, hay dolor crónico además de ansiedad, depresión, fatiga extrema, insomnio e incluso pueden presentarse parestesias, rigidez articular, cefaleas, sensación de tumefacción en manos, problemas de concentración y memoria. La Fibromialgia es crónica, con fluctuaciones en la intensidad de los síntomas a lo largo del tiempo. Hay etapas en las que el dolor no es tan intenso y se presenta mejoría en los demás síntomas, a veces en relación con la época del año, los factores emocionales influyen también de manera muy valorable en muchos casos, el entorno familiar, el nivel socioeconómico, etc. El diagnóstico de la Fibromialgia es clínico, más no existe prueba objetiva que demuestre la enfermedad, tampoco ninguna prueba analítica, de imágen o anatomopatológica específica.
El dolor múscular es el mayor síntoma de este padecimiento, Presentándose en varias zonas del cuerpo, sin embargo puede empezar en regiones como el cuello u hombros y eventualmente aparecer en otras partes del cuerpo.
El dolor que causa la fibromialgia ha sido descrito como sensación de quemazón, rigidez o un dolor fuerte y permanente, teniendo en ocasiones características de dolor neuropático. Como ya se mencionó, estos dolores a menudo varían según la hora del día, época del año, el nivel de actividad, el clima, los patrones de sueño y el estrés.
Los puntos sensibles que se conocen, que con más frecuencia duelen en la fibromialgia, son los llamados "puntos gatillo", pero muchas otras áreas musculares y de los tejidos blandos, como tendones, fascias, músculos, pueden también generar dolor, y numerosas personas, a menudo, no refieren dolor en muchos de estos puntos, hasta que es explorada por un profesional de la salud correctamente.
Otro síntoma común es la fatiga, en mayor o menor grado, lo cual se puede relacionar con la falta de sueño.
Son comunes las alteraciones del sueño, que varían de una persona a otra. Hay quienes presentan problemas para dormir (insomnio de conciliación), mientras otros tienen un sueño muy ligero y se despiertan durante la noche (insomnio de mantenimiento) y también hay quienes se despiertan antes de la hora prevista y no pueden volver a dormir. El cansancio puede variar desde una menor resistencia al esfuerzo en ciertas actividades hasta la extenuación y la imposibilidad de realizar ciertas actividades incluso cotidianas, y también puede variar de un día para otro.
El insomnio es un síntoma de la fibromialgia, pero a su vez puede empeorar los demás. La fatiga que presentan los individuos con fibromialgia puede estar relacionada con el Síndrome de Fatiga Crónica, y muchos pacientes con fibromialgia también cumplen con los criterios para este diagnóstico. Otros síntomas que coinciden son los de las personas con trastornos somáticos o síndrome de sensibilidad química múltiple.
Los cambios de estado de ánimo son también un síntoma común de la fibromialgia. Sin embargo, cualquier persona con una enfermedad crónica, no únicamente fibromialgia, puede sentirse deprimida en ocasiones, al luchar contra el dolor y un estado de ánimo que se resiente cuando no se controla bien el padecimiento.
Los pacientes con fibromialgia pueden presentar dificultades al concentrarse o al realizar tareas mentales sencillas. Estas dificultades aparecen y desaparecen, en muchos casos en relación al estado de ánimo, al descanso, y a la intensidad del dolor. También los cuadros ansioso depresivos pueden determinar problemas cognitivos que podemos observar en las diferentes fases de la enfermedad, según la estabilidad en la evolución. Es muy variable la presencia de estos problemas en las áreas cognitivas, y dependiendo de la edad del paciente es difícil valorarlos con objetividad.
Existen otros síntomas como el dolor de cabeza, hacer rechinar los dientes, dolor de mandíbula, dolor de estómago, estreñimiento, entre otros.
La fibromialgia se controla con medicamentos como Amitriptilina, Duloxetina, Fluoxetina; antiepilépticos como la Pregabalina; analgésicos como el paracetamol o los opiáceos según la intensidad del dolor. Los corticoides no se muestran muy efectivos en esta patología. También se prescriben AINES o antinflamatorios no esteroideos como ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco sódico, etc.
Como sabemos, muchos de estos medicamentos pueden ser dañinos y es por eso que el uso de cannabinoides se ha vuelto tan popular entre los pacientes con esta enfermedad.
Cannabinoides y fibromialgia
El CBD nos brinda un efecto antioxidante, ansiolítico y antidepresivo, y su efecto antiinflamatorio es muy útil en esta enfermedad, en la que encontramos múltiples focos inflamatorios en el sistema músculo esquelético. Este efecto antinflamatorio se potencia con el uso de THC en la mayoría de casos. Su efecto analgésico se ve reforzado también por el uso de THC en diferentes proporciones, siempre priorizando que no aparezca el efecto psicoactivo del THC, que pueda limitar la actividad del paciente. Además, el THC proporcionará un efecto relajante, que mejorará el efecto del CBD, para combatir el insomnio. La dosis nocturna puede ser diferente a las dosis diurnas tanto en cantidad como en proporción THC/CBD, siendo el paciente el que acaba de encontrar la dosis correcta, para inducir el sueño, por ejemplo, o las dosis analgésicas diurnas, en función de la intensidad del dolor y de la correcta tolerancia al tratamiento. Podemos usar cannabinoides y opiáceos juntos, es una cuestión de dosificación correcta para evitar interacciones.
A nivel analgésico, si se usa solo CBD, el efecto analgésico no es tan potente, como si asociamos THC, pero a veces puede ser suficiente, dependiendo de la intensidad del dolor. El CBD proporciona un efecto antiinflamatorio que también será útil. Por lo tanto, se recomienda el uso de CBD y THC para tratar el dolor, en una proporción de 1/1, siempre que el paciente lo tolere bien.
La mayoría de pacientes nota la efectividad en las primeras dósis, sobre todo a nivel dolor e insomnio.
Es muy importante el control del médico, para aconsejar las dosis y proporciones THC/CBD que debe utilizar cada paciente, para conseguir el máximo potencial terapéutico con una correcta tolerancia al tratamiento.
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